Al igual que muchos de Uds., soy un fanático de las artes marciales y deportes de combate, y he practicado muchos de ellos, y si el tiempo y la vida me lo permitieran, estaría encantado en incursionar en muchos más. De todas maneras, he encontrado una tendencia generalizada a preocuparse más por el aspecto físico o técnico, que por otros aspectos pre y post confrontacionales. Si eso es así por cuestiones diferentes a lo que sería aprender verdaderamente a defenderse, estaría perfecto. Pero no siempre es así.
A mi entender, una situación real de violencia no comienza cuando una persona nos lanza un golpe o nos amenaza con un cuchillo. Si consideraríamos que sólo llegado ese punto hay que actuar (y por lo tanto, entrenaríamos sólo eso), entonces muchas veces nos daríamos cuenta de que es demasiado tarde.
Toda situación de violencia comienza cuando el criminal o delincuente se levanta cada mañana y comienza a buscar la víctima perfecta para su robo, asalto, asesinato, violación, pelea callejera; o si ya eligió a su víctima, cuando busca la oportunidad justa para poder lograr su cometido. Viéndolo de esta manera, hay una infinidad de cosas que podemos hacer para prevenir que nos elija como víctima o que tenga la oportunidad adecuada. Y este aspecto hay que entrenarlo de la misma manera que entrenamos una técnica física.
Si somos buenos previniendo, muchas de las situaciones que leemos a diario en los periódicos, no ocurrirían jamás. Sin embargo, por varias razones la gente falla al prevenir o el criminal nos gana de mano, y entonces nos encontramos cara a cara con una persona con serias intenciones de dañarnos físicamente, robarnos o asesinarnos. Esta es la etapa de interacción con el criminal o delincuente, y lo bien o mal que nos manejemos en esta etapa, puede definir el desenlace de toda la situación.
Pero llegada esta etapa, es imprescindible entender un par de cuestiones: 1) correr o pegar, no son las únicas opciones cuando interactuamos con un delincuente; y 2) siempre el criminal nos atacará primero emocionalmente (lo que sentís en la situación = miedo, nervios, ansiedad, adrenalina, etc.) y psicológicamente (como piensas respecto a esa situación = "este tipo me va a asesinar", "de esta no salgo"). Luego recién, tal vez te ataque físicamente.
Por lo tanto, es muy necesario también entrenar profundamente estos dos aspectos para realmente hablar de defensa personal: como negociar una situación real y como controlar las emociones y nuestra "mentalidad de víctima".
Puedes ser un experto en artes marciales y saber las técnicas físicas más efectivas que existen; pero si en el mismísimo momento en que el delincuente te toma por sorpresa (porque así es como actúan, y cuentan con eso para que su tarea sea más sencilla), tu MENTE no te permite ACTUAR, entonces de nada te va a servir todo lo que sabes. Conozco mucha gente con años en artes marciales y deportes de combate, que de pronto se vieron involucrados inesperadamente en una situación real de violencia, y simplemente se congelaron. Entraron en un estado de "pánico inactivo" y no pudieron aplicar todo lo que sabían sobre defensa personal.
Finalmente, y si no fuimos capaces de disuadirle en su intención de robarnos, asaltarnos, violarnos, asesinarnos, o de disuadirle en su intención de dañarnos gravemente, entonces recién ahí comenzaremos a estar involucrados en una confrontación física. De todas maneras, por más de que tus intentos de "negociación" no hayan sido suficientes, utilizando la inteligencia puedes lograr que esos intentos te faciliten enormemente las posibilidades de defenderte físicamente.
Por todo lo dicho anteriormente y mucho más, me decidí un día a darle vida a esto que denominamos SPAD ®: para poder encontrar una manera más realista y completa de protegerme de la violencia y proteger a mis seres queridos (ya que no podía convencer a mi madre de que se ponga un kimono y lance golpes a una bolsa, ni podía convencer a mi padre que practique elongación para lanzar patadas al rostro), pero sí quería ofrecerles una manera sencilla y rápida de que aumenten su seguridad personal, sin pasarse años entrenando.
Todas aquellas personas que digan que saben o enseñan defensa personal, y no conocen ni estudian como desenvolverse en todos los aspectos que hacen a una situación real de violencia, entonces estarán "jugando con fuego" y mintiéndose a sí mismos.
Las artes marciales son hermosas, y bien aprendidas muchas de ellas pueden ser muy útiles para la autodefensa; pero es necesario complementarlas con otros conocimientos para poder decir que sabemos realmente protegernos de la violencia. Y el SPAD ® intenta ser el complemento que muchas de ellas estaban necesitando.
No hay que olvidar el hecho de que hay más gente que a diario logra defenderse de la violencia sin saber artes marciales, que gente que sabiendo artes marciales se defiende con éxito. Finalmente, ¿qué dificultad hay en clavarle una lapicera en un ojo a un delincuente? ¿Y cuanto más efectivo es eso que lanzarle una patada con doble giro en el aire al rostro?
Sepamos diferenciar lo que utilizaremos para una situación real de violencia y lo que utilizaremos para los torneos, para sentirnos bien con nosotros mismos, y para darle arte, gracia y belleza a nuestros movimientos. Sigamos disfrutando de las artes marciales, pero tengamos un plan serio y completo para utilizar cuando "la cosa se ponga difícil".
Volver a Notas de Interés