Realidades de una confrontación física real
por el Lic. Marcos Castro
Existen muchos mitos dentro de las artes marciales y métodos de defensa personal en general que en ocasiones hacen que la gente tenga creencias erróneas sobre lo que funciona y lo que no cuando se trata de proteger tu vida.

Yo amo a las artes marciales y he practicado interrumpidamente por más de 20 años varios estilos y aún hoy día sigo entrenando, pero tengo muy en claro que son muy pocas las técnicas que funcionarían en una situación real por más que muchos maestros digan lo contrario. La experiencia y la investigación de la realidad desde hace más de 10 años me dice lo contrario, por mas que no quiera.

Por lo tanto, no escribo este artículo para desprestigiar las artes marciales o métodos de defensa personal, sino para discutir y proponer otra metodología de enseñanza y entrenamiento para lo que a defensa personal exclusivamente se refiere. No es mi intención convencerte de nada, sino explicarte porqué pienso lo que pienso.

En primer lugar, una pelea real es lo más antiestético que existe. Las técnicas que funcionan no son las más bellas. Esto se ve claramente cuando se realiza un entrenamiento con contacto total y sin reglas (con las protecciones adecuadas). Los peleadores rápidamente se olvidan de las patadas con giro, las técnicas con salto, los lances complicados y las llaves de muñeca, por nombrar algunas técnicas. Basta con ver los torneos de peleas "sin reglas" (en realidad, algunas reglas existen) tan populares en la actualidad para darse cuenta de esta realidad. Y créeme que los que compiten son personas que entrenan 3 o 4 horas por días, saben pegar fuerte y la mayoría está por arriba de los 80 kilos de peso. ¿Por qué razón entonces nadie realiza ninguna técnica acrobática ni demasiado complicada y se dedican mayormente a lanzar golpes de puño, patadas básicas, derribos simples, forcejeos, y a revolcarse durante minutos por el suelo?

En el entrenamiento real habitualmente no se toma en cuenta la influencia de las emociones (miedo) en una situación real de violencia. La adrenalina y el nerviosismo del momento harán que tu cerebro pierda capacidad de recordar movimientos complicados. De pronto afloran los instintos y las habilidades motoras simples. Son millones de años de evolución que difícilmente sean modificados en 20, 30 o 100 años. Y si uno no incorpora de alguna u otra manera las emociones en el entrenamiento, es probable que el fantasma tan temido del "bloqueo mental" aparezca cuando haya que utilizar las habilidades en un hecho real. El control y el entendimiento de los aspectos psico-emocionales son mucho más importantes que saber tirar un golpe. Sin embargo, nunca o casi nunca se incorporan estos aspectos en un entrenamiento de defensa personal, y por lo tanto, se trabaja en forma parcial.

En una confrontación física real no hay preparación. No es como un torneo o una pelea de boxeo donde los peleadores saben con un mes de anticipación quién será su rival, lo estudian y entrenan todos los días para prepararse para ese evento. La realidad ocurre cuando uno menos se lo espera y bajo las condiciones más incómodas, y habitualmente uno no conoce a su rival. Por lo tanto, la incertidumbre cumple un rol crítico y mucha gente no se siente cómoda bajo la misma.

No existe consentimiento sobre cómo se peleará. En más, nunca sabrás si el oponente lanzará un golpe, ni cuándo lo lanzará, ni qué golpe, ni cuántos. Por lo tanto, me causa gracia cuando veo a un instructor que le dice a sus alumnos que le lancen un "golpe de puño frontal con mano derecha a la zona del pecho" y luego el instructor le toma por el brazo y le hace la técnica más bonita que existe finalizando su defensa de una manera triunfal. No existe ningún mérito en defenderse de un golpe que sabes precisamente cuándo y cómo vendrá. Pero el espectador poco entrenado cae fácilmente en la ilusión sin darse cuenta que el consentimiento entre peleadores está ocultando la más cruda realidad. Hasta la técnica más rebuscada funcionará cuando hay consentimiento.

Tampoco existe un árbitro que detenga el combate si uno cae al suelo o si ha recibido un golpe fuerte. En la realidad no hay reglas. Y aceptar esto puede hacer que más de una persona entre en pánico cuando este en las puertas de una pelea real. Del mismo modo, no existe el respeto ni los peleadores se saludan previamente al combate.

Si la confrontación física no se resuelve en los primeros dos o tres segundos, existe una alta probabilidad que los peleadores caigan al suelo y el combate continúe desde allí. Mayormente porque al llegar al combate cuerpo a cuerpo, la tendencia suele ser forcejear y tironear de la ropa, y muy poca gente entrena a ser letal y efectivo en esa distancia tan crítica.

Cuando la pelea continúa más de dos o tres segundos, se requiere un estado físico excepcional para seguir combatiendo. Pelear cansa. Y la adrenalina dura solo unos pocos segundos. Por lo tanto, más vale que seas capaz de finalizar la confrontación de inmediato o se complicará enormemente tus posibilidades de sobrevivir, más aún frente a más de un oponente.

Todas las técnicas y artes marciales funcionan a la perfección cuando el oponente coopera. Pero cuando la cooperación es inexistente y el oponente realmente está pensando en lastimarte seriamente, la mayoría de las técnicas no funcionan en la realidad. Y en la calle no existe la cooperación. Como siempre le digo a mis alumnos: nunca nadie se va a dejar golpear ni doblar el brazo, porque a nadie le gusta ser golpeado y va a tratar de lastimarte seriamente si lo intentas. Entonces, practicar siempre con cooperación puede ocultar la realidad de la violencia y llevarte a cometer errores tal vez fatales cuando tengas que utilizarlo en un hecho de violencia.

En una pelea real pueden ocurrir decenas de errores inesperados. Uno no esta combatiendo en un gimnasio preparado para tal fin, sino en un lugar donde el suelo es resbaladizo, donde hay muchos objetos y muebles con los cuales golpearse y tropezarse, donde hay piedras, vidrios... y lo más importante... el oponente suele tener amigos que no dudarán en ayudarlo. Si uno no incluye estos errores en el entrenamiento y en cambio cada vez que un alumno se resbala se detiene la pelea, entonces cuando se vea en una situación real y le ocurra la misma desgracia posiblemente no sobreviva al no saber como resolver el error.

Finalmente, la gran mayoría de las técnicas que se creen tal letales, no lo son cuando llega el momento de aplicarlas en la realidad. El cuerpo humano puede resistir una gran cantidad de daño. Y más aún si la pelea es con un peleador callejero que sabe pelear, sabe aguantarse golpes, está adrenalizado y peor todavía, está bajo efectos de narcóticos. Derribar a un individuo de un sólo golpe no se da con tanta frecuencia como se cree, ni golpear a los genitales no siempre te asegura que logres incapacitar a tu atacante.

No hay necesidad de creerme en todo esto. Si realmente tienes dudas sobre lo expresado en este artículo, haz la prueba tu mismo. Como exprese anteriormente, no escribo este artículo porque me gusta estar en contra de las artes marciales, sino porque es mi obligación como instructor de defensa personal real darte a conocer las conclusiones de años de investigar una sola cosa: como protegerse de la violencia real.

Si tienes dudas y deseas probarme lo contrario a lo escrito en esta nota, sería un placer escuchar o leer tu versión. Pero antes cómprate unas protecciones adecuadas (cabezal, guantes, protector bucal, protector inguinal, codera, rodillera, etc.), y pelea con algún compañero de entrenamiento, sin reglas, sin consentimiento, sin cooperación y en algún lugar que no sea un gimnasio, como por ejemplo, adentro de un baño, en una escalera, en una habitación de tamaño reducido, sobre suelo mojado, etc. Peleen con contacto pleno. Incluyan las emociones y el diálogo previo al entrenamiento. Grítense, empújense, escúpanse, traten realmente de golpearse uno al otro inclusive "haciendo trampa" (en realidad no es trampa porque no hay reglas). Incluyan la posibilidad de incorporar alguna arma u objeto del entorno durante la confrontación. Créeme que con dos o tres sesiones de entrenamiento de esta clase, enseguida aflorará la realidad y habrás dado tu primer gran paso dentro del entrenamiento real en defensa personal.


Volver a Notas de Interés
 
 
 
 

Organización SPAD ® - Sistema Progresivo de Auto Defensa
Referentes Internacionales en Defensa Personal y Protección frente a la Violencia y la Inseguridad