¿Qué harías si...?
por el Lic. Marcos Castro
Cuando uno es profesor de defensa personal, o está estudiando cómo protegerse de la violencia y la inseguridad, es muy común que los amigos y familiares comiencen a inundarte de preguntas del tipo: ¿qué harías si... un delincuente te pone una navaja en el cuello? ¿Un atacante te lanza un puñetazo cruzado con mano derecha al rostro? ¿Un criminal te dobla el brazo de esta manera en particular?

Sinceramente, la mejor respuesta es: DEPENDE.

No existen soluciones predefinidas, porque todas las situaciones pueden ser diferentes. La manera de actuar dependerá de la evaluación que hagas del hecho puntual que estés sufriendo. Por lo tanto, esta habilidad de EVALUAR es una de las más importantes en defensa personal.

Una vez un alumno me preguntó qué haría si una persona me toma por la solapa con sus dos manos y me amenaza violentamente con golpearme. Ante de responderle, le pedí que me brinde más detalles de la situación: ¿Quién es esa persona? ¿En qué lugar me encuentro cuando me ocurre ese hecho? ¿Estoy solo o acompañado? ¿Hay alguna puerta para poder escapar con facilidad del lugar? ¿Está armado? ¿Tiene amigos? ¿Está alcoholizado o bajo efecto de narcóticos? ¿Hay algún elemento cerca que pueda utilizar como arma improvisada? ¿Es más grande y fuerte que yo? ¿Cuál es el problema por el cuál me está haciendo eso?

Luego que me hubo proporcionado todos estos detalles, la historia resultó ser que el ataque provenía de un amigo que se había enojado en una fiesta, por un malentendido. Y entonces mi respuesta definitiva fue: ante ese ataque le daría una palmada amistosa en el hombro y le diría "entiendo que estas enojado, yo también me sentiría así en tu lugar, pero te propongo que lo hablemos porque creo que se trata de un malentendido".

Lógicamente que en otra situación, mi respuesta podría haber sido muy diferente, y tal vez del tipo de solución que mi alumno hubiera querido escuchar. Pero el punto es que frente al mismo ataque físico (agarre de solapa con dos manos) el procedimiento a seguir puede ser muy diferente de acuerdo a la evaluación que se haga de la situación.

¿Qué es entonces lo que debemos evaluar en una situación real de violencia para determinar el procedimiento a seguir? Básicamente dos cosas: el entorno y el individuo.

Respecto al entorno, es importante la influencia de las rutas de escape, armas improvisadas, terreno y clima, lugares para cubrirse, lugares para ocultarse, amigos de uno u otro bando, armas involucradas, entre otra gran cantidad de variables.

Respecto al individuo, debemos evaluar si está alcoholizado o bajo efecto de narcóticos (en estos casos no sienten dolor y es difícil razonar con ellos), si está muy eufórico, si existe una alta probabilidad de un ataque inminente, cuál es la razón de su ataque, distancia a la cuál se encuentra, posibles intenciones, vestimenta que está llevando, etc.

Básicamente la evaluación de todas estas variables y tantas otras que no nombré en los párrafos anteriores, hará que nos decidamos por alguna de cuatro respuestas globales:

1) Intentar disuadirlo, negociar, calmarlo o confrontarlo verbalmente.
2) Golpearlo y aprovechar la distracción para escapar inmediatamente.
3) Atacarlo y tratar de reducirlo, controlarlo físicamente.
4) Atacarlo intentando herirlo gravemente para neutralizarlo físicamente.

La capacidad de discernir correctamente cuál es la opción que más se ajusta a la situación, es una de las habilidades más fundamentales en defensa personal, que puede hacer no sólo la diferencia entre vivir o morir, sino entre ir o no a la cárcel. Por eso en el SPAD ® tratamos de incluirlo en todos nuestros cursos. Lamentablemente, no es común ver que se incluyan estos aspectos en un entrenamiento habitual de defensa personal.


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