Cómo tratar con quién has tenido problemas en reiteradas ocasiones
por el Lic. Marcos Castro
Estas cansado de hablarle, calmarlo y disuadirlo, pero no puedes evitar verlo con frecuencia, y cada vez que lo haces vuelve a molestarte y buscar problemas. Hasta ahora no has sufrido ningún ataque físico pero temes que en la próxima ocasión no puedas evitarlo.

En el SPAD ® siempre decimos que ante un individuo violento existen dos estrategias alternativas de comportamiento: 1) responderle con mayor agresividad (amenazas, levantar el tono de voz, desafíos), tratando de que tu agresividad sobrepase la suya y logre disuadirlo, o 2) responder con diplomacia (negociando, dialogando, tratando de no intensificar la situación, sin agresividad), con el objetivo que el agresor entre en tu juego al ver tus serias intenciones de resolver la situación sin llegar a la violencia física.

En la mayoría de los casos (sino todos) recomendamos la segunda opción porque tanto desde el punto de vista táctico como legal, permite más posibilidades. La primera alternativa estratégica es muy peligrosa y puede fácilmente empeorar las cosas y llevar a la confrontación física. ¿Qué harás si tu agresividad aumenta la suya (lo cuál es muy probable)? En cambio la alternativa diplomática permite dos opciones de una manera más segura: 1) disuadirlo de buena manera, dejando intacto su ego; y 2) atacarlo desde una posición más ventajosa en caso que la negociación no rinda frutos, dado que tendrás a tu favor el factor sorpresa, el cual puede ser decisivo en el desenlace de una situación.

Pero ahora te encuentras frente a un individuo que ya has disuadido en reiteradas ocasiones adoptando una estrategia diplomática y dejando intacto su ego (a costa del tuyo, lo cual es difícil de llevar a cabo). Dependiendo de la situación, te has disculpado varias veces (aunque no necesariamente eras el culpable), le has propuesto resolverlo de otra manera, le has compensado con alguna otra cosa, etc. Todo esto con el objetivo de evitar cualquier confrontación física violenta. Pero tu paciencia se agota y afloran las ganas de golpearlo. Parece que la estrategia diplomática no va a tener éxito a largo plazo y sólo te servirá para seguir esquivando el problema. ¿Hasta cuándo?

En esta instancia, muchos instructores de defensa personal aconsejan que ya es hora de cambiar a la estrategia agresiva. Pero en el SPAD ® no somos muy adeptos a esta última, excepto que tengas un alto grado de seguridad que estás frente a una persona decente que no va a sacar un arma y utilizarla en tu contra si lo amenazas o lo agredís verbalmente, y que estés muy confiado de tus habilidades para defenderte físicamente si es necesario.

Tampoco consideramos que la respuesta sea golpearlo. Este debería ser el último recurso (excepto que sea para protegerte si verdaderamente él intenta lastimarte) porque puede o bien dar buenos resultados, o generar una guerra. Y por definición, en una guerra alguien tiene que perder.

Lo primero debería ser EVITAR cruzarte con él, sabiendo que cada vez que lo haces se torna en un problema, y siempre y cuando el costo de hacerlo no sea tan alto. Si esto no es posible, sugiero confrontarlo verbalmente. ¿Qué significa esto? Encararlo pero sin ser agresivo. A continuación te presento un diálogo de ejemplo para que quede más claro:

AGRESOR:
(Mientras se acerca de una manera amenazante) ¿Otra vez acá, idiota? ¿Estás buscando que te golpee?

VICTIMA:
Mira, no vamos a comenzar de nuevo con esto. Yo no tengo absolutamente ningún problema contigo y no quiero pelear porque no me gusta hacerlo. ¿Me puedes explicar cuál es el problema conmigo? ¿Qué quieres que haga? ¿Que buscas lograr con tu actitud?

AGRESOR:
Hey! ¿Qué te ocurre hoy? ¿Ahora de pronto te volviste macho? ¿Tienes ganas de pelear?

VICTIMA:
No se trata de ser macho o no, y te reitero que no quiero pelear. Quiero terminar con esto. Te repito: ¿Me puedes explicar cuál es el problema conmigo? ¿Qué quieres que haga? ¿Que buscas lograr con tu actitud?

Con seguridad, la actitud y las respuestas a estas preguntas te darán muchas pistas sobre cómo resolver el problema de una vez por todas.

La confrontación verbal se debe hacer con todo firme y seguro, pero SIN agredir, amenazar, desafiar, ni levantar el tono de voz. Consiste en demostrarle que tienes carácter fuerte y no vas a seguir siendo el blanco de sus agresiones. Probablemente hasta el momento persistió en sus intentos porque le pareces una persona demasiado sumisa. Y probablemente le divierta hacerlo y quiera demostrarle al mundo lo macho que es.

Pero mientras lo hagas debes mantener una distancia de al menos un metro y medio (5 pies) de él, con tus manos disimuladamente cerca de tu rostro y el cuerpo levemente perfilado respecto al suyo. No permitas que se acerque.

Esto se recomienda para evitar cualquier ataque sorpresivo dado que no sabes cómo reaccionará. Si en cualquier caso se acerca demasiado (por más que retrocedas) o sospechas que te golpeará en cuestión de segundos, atácalo tu primero. Estas tratando de resolver las cosas hablando, dándole todas las posibilidades de hacerlo como seres humanos, y evitando provocarlo. Pero JAMÁS vas a permitir que te lastime en serio. Si intenta hacerlo, significa el fin de cualquier negociación y DEBES protegerte físicamente.

La confrontación verbal, como cualquier otra alternativa de comportamiento, puede funcionar o no, pero es una opción válida en estos casos y no debería generar mayores problemas si no da resultados. Puede lograr que deje de molestarte, o bien él puede burlarse de tu cambio de actitud y hacer oídos sordos. En general a las personas no les gustan las confrontaciones verbales de esta naturaleza. No saben que responder ni les gusta el ambiente que generan. Si eres una persona verdaderamente sumisa, te puede ser difícil animarte a hacerlo. En estos casos necesitas dos cosas: 1) saber cómo hacerlo; y 2) estar muy seguro de tus habilidades para defenderte físicamente. Si demuestras duda, todo quedará invalidado.

Si esta alternativa tampoco da resultado y la próxima vez que lo cruzas persiste en sus intentos, el siguiente paso podría ser ir a hablar con alguna autoridad para que haga de mediador, incluso pidiéndole a él que te acompañe. Por ejemplo: con el director de la escuela, tu jefe de trabajo, un guardia de seguridad, etc.

Probablemente se niegue a ir contigo, o en el peor de los casos te amenace con golpearte si lo haces. Nuevamente te recuerdo que mientras sean amenazas no hay problema. Son sólo palabras, sólo promesas. Pero si en algún momento ves la intención de cumplirla, defiéndete físicamente sin dudarlo. De todas maneras, si se mantuvo hablando hasta el momento y no te ha golpeado aún, es porque la amenaza no es tan real. Todavía prefiere las palabras a las acciones físicas, lo cual es una buena señal. Tal vez esté buscando alguna excusa para poder golpearte, tal vez no quiera hacerlo realmente.

Si esto último tampoco da frutos, quizá recién ahora luego de tantas alternativas fallidas, sea el momento de hacerle entender con otro lenguaje que la cosa va en serio y que no vas a permitir que siga molestándote. La próxima vez que comience con sus ataques verbales, permite que se acerque, hazle alguna pregunta como de costumbre y cuando este respondiendo, sorpréndelo y golpéalo duro sin permitirle reaccionar. Tal vez con este lenguaje lo entienda, pero debe ser la ÚLTIMA opción. Tiene que ser demasiado idiota como pare llegar hasta este punto.

Es una situación difícil, pero afortunadamente no representa un gran riesgo real. Idiotas existen en todo el mundo y no queremos generar una guerra con alguno. Antes de hacérselo entender a los golpes, vamos a demostrarle de buena manera que no seremos el blanco de su diversión, que queremos resolver las cosas hablando e incluso que le ofrecemos una opción de que mantenga su ego e imagen lo más intacto posible. Pero algo es seguro: en ningún momento vamos a permitir que nos lastime físicamente.


Volver a Notas de Interés
 
 
 

Organización SPAD ® - Sistema Progresivo de Auto Defensa
Referentes Internacionales en Defensa Personal y Protección frente a la Violencia y la Inseguridad