Desde que apareció el hombre sobre la faz de la tierra, siempre buscó la manera de utilizar objetos del entorno para defenderse.
Es una realidad que las armas nos dan una considerable ventaja sobre cualquier atacante, pero no hay que olvidar algunas cuestiones acerca de sus usos:
Para manejar cualquier arma de la manera correcta se necesita un mínimo de entrenamiento.
► Es ilegal portar y utilizar armas sin un permiso otorgado por una autoridad competente. E incluso de acuerdo al permiso, puede ser una obligación tener las balas y el arma en lugares diferentes cuando no estés en tu hogar, por lo que la posibilidad de utilizarla efectivamente se reduce considerablemente.
► Hay que justificar legalmente haber matado a una persona. Y si el juez o el jurado no está completamente convencido de que tu acción fue por legítima defensa, puedes terminal en la cárcel.
► Las armas (especialmente armas de fuego) muchas veces fallan, se traban, se rompen y se quedan sin municiones.
► Si en tu hogar con frecuencia hay niños, es recomendable tener el arma bajo llave o en algún lugar donde los niños no puedan acceder a ella, para evitar accidentes. Pero entonces, si el arma está bajo llave y un asaltante te toma por sorpresa, no vas a tener tiempo necesario de ir a buscarla.
► Si al momento de utilizarla no estas convencido de poder hacerlo, te la pueden quitar y usarla contra ti. Por lo tanto, no le facilites las cosas a tu atacante, ofreciéndole tu arma.
► Dispararle o apuñalar a una persona, genera bastante impresión. Hay mucha sangre y gritos que no cualquiera puede soportar.
► Por último, no podes asegurar que tu arma va a estar a mano siempre que la necesites.
Como conclusión, decidirte a portar alguna clase de arma, no te exime de tener que saber cómo protegerte sin armas también.
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