¿Qué hacer frente a una persona armada con un arma de fuego o arma blanca?
Si me obligan a introducirme a un automóvil, ¿conviene hacer caso o hacer algo para evitarlo?
Si quieren atarme las manos, ¿conviene acceder o hacer algo para evitarlo?
¿Prefiero que me violen, antes que me maten? ¿O que me maten, antes que me violen?
Estas son algunas de las preguntas más comunes que suelen plantearse en nuestros cursos.
La respuesta es complicada, y no existe una respuesta predefinida que se aplique a todos los casos. Mucha gente responde que prefiere meterse dentro del vehículo, o dejarse atar las manos antes que arriesgarse a “peores consecuencias”. Pero es mi obligación hacer reflexionar a mis alumnos sobre estas decisiones.
¿Qué tiene de confiable un individuo que te está apuntando con un arma de fuego, como para que le CREAS cuando te dice que si cooperas no te va a dañar? ¿Qué te garantiza que luego que te ate las manos o ingreses al vehículo no te va a violar, lastimar, asesinar?
En nuestros cursos siempre hablo de la importancia fundamental de ser capaz de identificar límites y procedimientos a seguir durante una situación real de violencia. Los planteos anteriores, son límites concretos donde hay que decidir. Y esta decisión puede hacer la diferencia entre sobrevivir o no.
Si en vez de entrar al vehículo intentas escapar, corres el riesgo que te persigan o que te disparen. Pero si ingresas al vehículo con dos o tres personas armadas dentro, se disminuyen drásticamente tus probabilidades de escapar posteriormente, en caso que sea necesario para preservar tu vida. Lo mismo se aplica cuando quieren atarte las manos. Una vez que tus extremidades están apresadas, tu capacidad para defenderte se ve ampliamente perjudicada.
¿Qué probabilidad existe de que el delincuente te dispare y logre acertar, si intentas escapar corriendo? Posiblemente poca (aunque esto es sólo una probabilidad, lo cuál por definición no significa certeza). Especialmente si estamos hablando de una situación que ocurre en una zona concurrida de la ciudad, ¿es probable que el delincuente comience a disparar en medio de la multitud? No lo creo. Y si lo hace, ¿cuán difícil es acertar a un blanco en movimiento a una distancia de diez metros? Muy difícil, especialmente bajo estrés y cuando te han tomado por sorpresa.
Pero nuevamente aclaro, estas son sólo probabilidades. Conozco casos en donde delincuentes han abierto fuego a discreción para asesinar a una víctima que se dio a la fuga, aunque posiblemente no se trataba simplemente de un asalto o secuestro, sino de un ajuste de cuentas, venganza o secuestro por otras razones diferentes a las económicas. Y hay que considerar que ese delincuente estaba dispuesto a disparar (muchos no lo están), lo cuál puede ser un indicador de que posteriormente también le hubiera disparado a su víctima.
Con todo este planteo no estoy diciendo que SIEMPRE se debe intentar escapar cuando alguien intenta introducirte dentro de un vehículo o atarte las manos. Lo que estoy tratando de expresar es que es necesario que evalúes la situación lo más objetivamente posible, y no te dejes llevar únicamente por las emociones del momento.
La capacidad para decidir racionalmente bajo presión, es una habilidad crucial en defensa personal. Las situaciones planteadas en este artículo, requieren decisiones extremadamente complicadas… pero nada te garantizará que luego la situación no se torne más complicada si accedes a sus pedidos.
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